La broma infinita, de David Foster Wallace, construye un cosmos colapsado donde el entretenimiento y la adicción paralizan una América distópica dominada por una película mortal. Una novela fragmentada y febril, tan desbordante como hipnótica, que exige entrega y deja una huella indeleble. Puedes leer la reseña completa en Cicutadry aquí.
© Jaime Molina